26.10.10

Terrible circular por Bs. As., cualquiera sea la zona y el medio de transporte... imaginate para mí, docente nuevita, que recorre 3 escuelas los viernes y pasa inevitablemente por avenidas, puentes y rutas. En fin... llegué justo a tiempo, sólo porque salí una hora y algo antes de la escuela de la mañana.
Llego a 501, luego de bajar del colectivo n°4 del día, todo estaba demasiado tranquilo... Me abre la puerta la auxiliar de siempre, y desaparece. Miro hacia los costados... nadie. "Ok -me dije- vamos a poner el práctica la orientación y la memoria en esta escuela"... Subí la escalera y me encontré con unas 7 puertas de aulas y talleres, dudé. Hasta que vi que una estaba abierta y sí, era justo el grupito donde está Reynaldo. Las otras 2 veces que fui, Rey estaba sólo, pero ahora lo acompañaban 3 chicos más... Luciano enseguida hizo desaparecer mis bolsas (oh, sí, le encanta esconder cosas en los armarios) y Rocío y Sabrina jugaban a maquillarse, mientras comentaban en voz alta:
- no es fea... es linda
- es muy linda... ¡hola!
A lo que respondí con una sonrisa y un hola un poco ruborizado.
Con Rey estuvimos trozando cartulina celeste y pegándola en el interior de un círculo... ¡quedó divino! cuánto esmero le puso... (y ni hablar de cuánta plasticola, jaja)
Al rato salí, a perderme en los pasillos de nuevo, en busca de Luciano, otro Luciano, más grande y de otro grupo diferente al de Rey... Lo encontré reunido con otros compañeros y la seño, con cara de felicidad y un mensaje oculto en su expresión: "qué bueno que viniste, llevátelo ya, son muchos y no doy más". Los chicos preguntaban quién era y Luciano, sacando pecho y con una sonrisa enorme les dijo "Es mi señorita de los viernes. Chau, me voy a trabajar con ella". Y huímos a la sala de foniatría, que siempre está desocupada.
Esta vez, para mi sorpresa, Luciano no quiso dibujar el calendario de Octubre (ah, sí, les cuento, se obsesiona con los calendarios, los semáforos, las señales de tránsito y los anteojos). Tenía un dibujo del sapo Pepe que le había dado la maestra de la mañana y estaba muy entusiasmado con la idea de pintarlo con mis marcadores. Me contó que se le habían roto de nuevo los anteojos, pero que la abuela ya se los había mandado a arreglar y que el viernes próximo no va a estar porque se van, los grandes, a Temaikén. Entre charla y marcadores, se pasó la hora y me fui cantando bajito a tomar el otro colectivo para llegar a la escuela de Fiori.
Griterío, ruido, corridas, palomas atrevidas que entran al aula, Fiorella estaba esperándome para empezar su prueba de matemática. Tema: ángulos. Con la seño del grado de Fiori quedamos en que ella va a hacer las pruebas los viernes, cuando estoy yo, porque los jueves es muy problemático, los chicos son revoltosos y todo es más difícil.
Medimos ángulos, clasificamos y entre una cosa y la otra, se hicieron las cinco. Taza, taza... Qué feliz me hace llegar a casa temprano los viernes!

11.10.10

Valentino (6 añitos, pequeño genio con baja visión): - ¡Levante la mano a quién le gusta el color rojo!
Y dos o tres levantamos la mano...
- ¡Levante la mano a quién le gusta el color azul!
Y se sumaron algunas manos más...
- ¡Levante la mano a quién le gusta el color amarillo!
Y yo levanté apenitas la mano...
- ¡Levante la mano a quién le gusta el color más gótico de todos: el negro!
Y nos quedamos todos pensando.
Benja me dijo: "¡Yo sé por qué te llamás Rosa!", mientras con una enorme sonrisa señalaba con su dedito índice seisañeril mi saquito rosa.