Fue una semana... cómo decirlo?... infructuosa, híbrida, aburrida, innecesaria... (aunque se me ocurren otras expresiones menos finas, uds. sabrán...) Pasé 4 días haciendo NADA.
El tema es así: mi cargo cesa a fin de mes. Ya todos nos reincorporamos al trabajo, pero en mi caso no tengo nada que hacer, planificar o preparar porque no voy a tener alumnos. Entonces? NADA.
Felizmente, para matar el tiempo de viernes por la tarde y ahuyentar el sueño, a Sabrina se le ocurrió sacar todos los juegos de mesa y revisarlos (a la gran mayoría les faltan piezas, dados, fichas... no hay rompecabezas completos... en fin). Además como este año le asignaron un grupo nuevo y un salón nuevo, colaboré con la mudanza-remodelación del aula grande. Justo estoy atravesando una etapa de profundo orden y limpieza (pero de esas re importantes que se llevan años de acumulación de cosas, eh...) así que la motivé un poco para sacar toooodo eso que no sirve, que ocupa mucho lugar (que justamente en la escuelita nos falta) y además impide que se pueda limpiar adecuadamente el salón (echémosle la culpa a las cosas, jaja). Así fue que todo quedó un poco más lindo, amplio y casi listo para recibir a los peques el 28.
Mientras terminábamos de correr cajas y pensábamos cómo maximizar el espacio, me dijo: "Rosita, quedate! no hay forma de averiguar algo? a ver si podés? acá ya te conocemos... los alumnos te conocen... dale! fijate!"
Y quedé sorprendidísima por tal muestra de afecto por parte de Sabri... No es que tengamos mala relación, al contrario... el año pasado me ayudó mucho durante mis primeros días con los chicos y yo la bombardeé a preguntas durante toda mi estadía... Pero de ahí a sugerir que pensara seriamente volver para quedarme... me sorprendió gratamente.
En fin... no sé qué pasará, pero me picó el bichito... ojalá dependiera sólo de mí...
Esta semana se decide mi futuro laboral, en cualquiera de los dos destinos... ¡Que sea lo que deba ser!
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