Sí, sí. Ya copé el armario y la estantería. En el primer estante puse mi taza de ositos, saquitos de té y sobrecitos de edulcorante. Feliz. Tengo MI salón y MI armario, desde hace 10 días y (por lo menos) hasta fin de año.
Estoy a cargo de un grupo de 6 varones, todos ellos con impedimentos visuales y algunas cosillas más. Edades? de 9 a 15... 16. Me vuelven loca, sí, pero son más las satisfacciones que los dolores de cabeza. Y eso que todavía no me organicé del todo, no pude empezar a planificar porque estoy en plena etapa de diagnóstico y haciendo material didáctico inclusive mientras voy viajando en el tren.
Y claro, no había nada. Un armario lleno de cosas mezcladas... papeles, revistas, hojas con trabajos de los chicos con fecha 2009, libros, un mate, una foto y un perfume del antiguo profe.
Tito me ayudó a limpiar y ordenar. Él, con 14 añitos me daba consejos sobre qué cosas servían y cuáles eran mejor tirar. Llenamos dos bolsas... el resto quedó prolijito, acomodado en medio armario.
Mauro, de 9, es quién más atención me demanda. Es ciego y todo le interesa saber. Pero todo, todo, eh... qué tienen adentro los televisores, cómo funcionan las radios, para qué sirven las pilas, por qué cuando hay tormentas se corta la luz y se escuchan truenos... partiendo de esas temáticas, todas las que imaginen.
Fer tiene 12, vive prácticamente en la calle, pero es bastante responsable en clase. Esta semana les propuse tener una hora de arte por semana, si les interesaba la idea, por supuesto. Enseguida agarró una revista del armario, buscó un proyecto que había visto para hacer un "cocodrilo organizador de cd´s" y me dijo "podríamos hacer esto, es re fácil, se necesitan unas cajas, tubos de cartón, diarios y pinturas, nada más". Al día siguiente apareció con una pila de diarios que guardamos en una caja para ir recolectando materiales.
A Walter lo vi dos veces nada más... es el mayor y el más tranqui, fiel amigo de Tito.
Sergio es con quien más me cuesta relacionarme, tenemos un pequeño problema de comunicación... además de su retraso intelectual moderado, el niño (no tan niño, creemos que tiene 13 años) habla en guaraní. Más allá de que nadie conoce ni media palabra en su lengua natal, él decidió que la única forma de relacionarse con el resto es a través del contacto físico poco amable: sí, golpes. Pero bueh... me tengo fe, todavía estamos a tiempo de revertir ciertas costumbres.
Y Pablo! Un gordis hermoso, también de 9, que viene dos veces por semana para que lo ayude con la tarea de la otra escuela.
En fin... ese es mi grupete. Mío y solo mío. Me consumen mucha energía, pero no dejo de pensar en cosas para ellos, para que jueguen, aprendan, pasen un lindo rato en la escuela y tengan ganas de volver al día siguiente. Sobre todo eso. Cuesta, es agotador, estresante, a veces no sé cómo hacer, pero por suerte fui muy bienvenida en la escuela, por todos... sí, todos esperaban a que llegara "Rosita, la profe de ciegos", a quien nadie realmente conocía más que por escucharla nombrar... y ¡zaz!, a pesar de los inconvenientes y problemitas en el medio, llegué. Y acá estoy. Feliz, feliz, feliz... =)
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